Crisis de valores. ¿El inicio de un cambio de ciclo?

Muchos ciudadanos tenemos la costumbre de leer la prensa cada mañana. Los que estamos interesados ​​en conocer lo que ocurre en el mundo, nos informarnos a través de los medios de comunicación y redes sociales, buscando diferentes opiniones y tendencias.

La cantidad de información que nos llega es enorme y es difícil distinguir lo que es cierto de lo que no lo es.

No existe ningún filtro sobre la veracidad de las informaciones y las noticias impactan directamente sobre las personas.

Si hacemos un análisis sobre la información que nos llega podemos observar varias características:

  • Un elevado número de noticias son negativas.
  • La mayoría de noticias emiten juicios negativos y críticas sobre personas.
  • Se dan como ciertas determinadas informaciones sin estar contrastadas.
  • Se publican informaciones falsas sin que implique ninguna acción posterior dirigida a sus autores.
  • Se publican calumnias que hacen daño a personas sin comprobaciones o sin tener consecuencias.
  • Dado el elevado número de noticias negativas como son la guerra, los asesinatos, los malos tratos y la barbarie humana, se han “normalizado” en nuestra vida diaria. Podemos incluso estar comiendo en nuestras casas mientras estamos viendo imágenes de televisión de personas muertas, asesinadas, torturadas o mutiladas.
  • Las noticias sobre corrupción son habituales y se han normalizado en nuestra vida diaria.

Si hacemos una mirada sistémica a estos hechos cabe preguntarse:

¿Por qué?

Podríamos trivializar la respuesta, diciendo simplemente: “este es el mundo en el que vivimos” o “la maldad es inherente a la persona“. Y estas afirmaciones son ciertas sólo en parte.

Los motivos que nos pueden ayudar a explicar estos hechos son múltiples:

  1. Los medios de comunicación necesitan rentabilidad económica y las noticias que tienen más impacto emocional “venden” más.
  2. Los medios de comunicación tienen relaciones directas con los diferentes grupos y opciones políticas, lo que en muchas ocasiones les quita objetividad y rigor.

Pero hay motivos mucho más profundos que intervienen:

La sociedad actual está viviendo una importante crisis de valores que la vemos representada especialmente en la política.

La política no es un ente alejado de la sociedad. En definitiva los ciudadanos son los que nos presentamos a las elecciones y somos quienes votamos las diferentes opciones políticas aun recibiendo las noticias negativas que se generan.

Pero la sociedad avanza en diferentes velocidades y por diferentes caminos.

Son muchas las personas y organizaciones que trabajan y fundamentan sus acciones en los valores. Desde onegés de todo tipo, a instituciones y grupos sociales que trabajan defendiendo a través de sus acciones, causas nobles y justas. Este tipo de acciones no son pocas ni son aisladas. Cada vez más hay personas comprometidas con las personas y con el respeto al medio ambiente.

Vivimos pues en la dualidad. Una parte importante de ciudadanos de la tierra lucha por la igualdad, por la veracidad, para dar apoyo a las personas con desigualdades, por la justicia social y actúa respetando a las personas. Y todo esto ocurre mientras estamos sometidos a un bombardeo de hechos reales inhumanos y noticias negativas.

La evolución debe pasar forzosamente por la educación por valores. La calidad humana no es simple de lograr. Todos erramos y todos tenemos pendiente una clara mejora en nuestras acciones.

Podemos pues identificar como la principal causa del comportamiento negativo de la humanidad, la falta de educación en valores y la falta de coraje para actuar de acuerdo con valores. Las inseguridades personales, la falta de autoestima, el miedo a no ser reconocido por los demás, el miedo a no ser “importante”, el miedo a no ser valorado, el miedo a no gustar, la educación cultural sobre (el mal llamado ) éxito social, la necesidad de “tener” para compensar las carencias personales, responden a razones muy íntimas que, muchos tienen y tenemos, aún por resolver.

El bombardeo de noticias negativas y en muchos casos falsas, conectan con estas emociones más bajas. Refuerzan los miedos y las inseguridades personales y a veces permiten incluso, excusarnos en ellas para actuar negativamente.

Pero la sociedad avanza. Especialmente aquella parte de sociedad anónima. La que tiene miedo pero trabaja para vencerla. La que se siente insegura consigo misma pero lucha por superarlo. La que sin buscar el reconocimiento social trabaja anónimamente para mejorar la vida de las personas.

Los acontecimientos públicos que vemos en todo el mundo, son la muestra de una gran crisis de valores. Quizás estamos llegando al fondo de esta crisis, porque con este tipo de acciones estamos destruyendo en todos sentidos a la humanidad. Pero simultáneamente a otra velocidad y por otras vías, la humanidad también avanza.

No sabemos el tiempo que necesitamos para alcanzar el cambio de paradigma global. Puede ser que aún debamos hacernos más daño, pero el proceso de destrucción es ya real y también el inicio de una nueva etapa ha comenzado.

Quién sabe si dejar esta etapa destructiva y negativa de la humanidad durará pocos o muchos años, pero tenemos que poner el foco en que un parte importante de los hombres y mujeres de nuestro planeta han comenzado a caminar en otra dirección.

Necesitamos pues darles voz, hacerlos visibles y conseguir que la prensa, la política y la dirección de las organizaciones lo incorporen.

Tengamos esperanza.

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