
El cubo de Rubik contiene elementos para el análisis: Es liderazgo.
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A lo largo de la vida vivimos situaciones más o menos complejas. Es entonces cuando decimos que la vida no es fácil.
Por pura biología las personas necesitamos simplificar nuestra vida y lo hacemos instintivamente para ahorrar energía al igual que lo hace cualquier ser vivo.
Pero los humanos podemos dar un paso más. Ahorrar energía en las circunstancias diarias no significa necesariamente que vamos a favor de la supervivencia a medio o a largo plazo.
Me explicaré.
Actualmente los medios de comunicación y la política nos empujan a un sistema binario. Es decir: el SI o el NO.
Detrás de este empuje hacia el SI o el NO, hay juicio.
Algunos ejemplos:
- Eres de derechas o eres de izquierdas
- Eres independentista o no eres independentista
- Eres unionista o no eres unionista
- ¿Estás a favor de los empresarios o estás a favor de los trabajadores?
- Eres de un partido político o eres de otro partido político
- Estás a favor de un directivo o en contra de un directivo
- Si coincides en la opinión eres bueno, sino eres malo.
- …
No todo en la vida es SI o NO.
No todo en la vida es SI o NO.
Hay una infinidad de conceptos en los que nos encontramos en un sistema binario: A o B.

Hay una infinidad de conceptos en los que nos encontramos en un sistema binario: A o B.
La reflexión y el consecuente, el análisis es el camino más complejo pero a la vez más riguroso.
Hace unos meses, un político catalán me decía que se consideraba “moderado”. Cuando le pregunté a qué se refería en concreto, me dijo que defendia el diálogo.

Reflexioné sobre qué significaba ser un político moderado y el concepto del diálogo.
Le pregunté si la defensa de su opinión concreta y definida (él defendía el diálogo para encontrar el acuerdo en el conflicto Cataluña-España) era ser moderado o radical. Depende de cómo se mire. Él era radical en la defensa del diálogo y del acuerdo y tal como lo expresaba no me parecía nada moderado en la defensa de esta opción.
En este periodo electoral (abril / mayo 2019) escucho muy frecuentemente a personas que dicen que no saben qué votar.
De hecho las encuestas indican de que antes de las elecciones hay un alto número de indecisos.
¿Por qué?
En este sentido, me vienen a la cabeza unas preguntas:
¿Cuántos de nosotros somos capaces de votar a un partido político estando de acuerdo con todo lo que propone?
- ¿Sabemos qué es lo que proponen los partidos que votamos?
- ¿Cuántos nos hemos leído el programa electoral?
- Y cuántos de nosotros lo hemos entendido según la información que hay?
- ¿Hay concreciones? Cuántas?
- Las propuestas: ¿ sabemos cómo se llevarán a la práctica?
- ¿Cuántos de nosotros nos creemos que las llevarán a la práctica?
Bien es cierto que las campañas electorales de ahora, emiten más ruido que contenido.
Hemos vivido una campaña en las elecciones españolas (28 A) que yo calificaría de estridente. Más allá del mucho ruido, no soy capaz de saber qué defendían algunos partidos, aparte de la división y de la bronca.
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Pero también podemos referirnos con esta reflexión a otros aspectos.
Por ejemplo, el feminismo – defensa de los derechos de la mujer:
Personalmente me considero una absoluta defensora (no encuentro ninguna palabra más contundente) de los derechos de la mujer. Una mujer obviamente debe tener TODOS los derechos como persona y como mujer, por lo que defiendo la equiparación total en sus derechos.
Quien me conoce bien sabe que trabajo cada día para defender mi lugar como directiva y como mujer. El mio y el de todas las mujeres. Nunca cedo ni un milímetro en ninguno de mis derechos ni en ninguno de las mujeres.
Sin embargo no soy defensora de la igualdad pues me gustan las características nos son propias y me gusta que cada uno tenga las suyas. Me gusta defender el feminismo razonándolo.
Podríamos poner muchos ejemplos, para romper este etiquetado de bloques de buenos y malos, de fuertes y débiles …
Nuestra sociedad necesita trascender el juicio, el SI / NO, el BUENO / MALO, y dejar de actuar sin el correspondiente análisis y reflexión.
Para ello debemos preservar indiscutiblemente los principios.
Tiene todo el sentido ser radical es en la defensa de los principios.
Todo lo demás necesita de ser analizado, comprendido y analizado.
Los principios son aquellos pilares inamovibles:
- Los derechos humanos
- La democracia
- Los derechos sociales de las personas (educación, sanidad, vivienda, vida digno)
Y son indiscutibles nuestros valores:
- Justicia
- Respecto
- Bondad
- Honestidad
- Y los que son propios de cada uno de nosotros (libertad, justicia social, humildad, generosidad ..).
La defensa de los principios y de los valores se puede hacer analizando y razonando.
Necesitamos trascender el funcionamiento por titulares y sobre todo por titulares llenos de juicio a los demás. Actualmente hay poca comprensión a otras visiones y miramos poco de entender las razones de todos y, el ya habitual, BUENOS y MALOS, SI Y NO, CON MI o CONTRA MI.
Cada día más doy valor al análisis casi poliédrico, -razonado y profundo- de la realidad.
Y digo poliédrico porque pocas circunstancias de la vida son SI o NO, blanco o negro.
Pienso que tiene valor profundizar en la reflexión y en alejarnos del juicio, siempre respetando los principios fundamentales y los valores.
Pero no nos engañemos los juicios que emiten las personas y en concreto a los políticos a través de los medios, son juicios que normalmente no se fundamentan en principios ni en valores.
El verdadero liderazgo incorpora el rigor, el análisis, el razonamiento, la comprensión del otro, la escucha activa (esto es querer comprender las razones de los demás).
El liderazgo busca la solución buena para cada uno, por un colectivo y por todos.
Pero cierto es que para ello hay inversión de energía. Una energía que garantiza la supervivencia en el medio y largo plazo.
En mi blog comparto reflexiones y pensamientos sobre los fundamentos que han de garantizar el buen funcionamiento de las organizaciones, situando en el centro a las personas y poniendo énfasis en la dirección por valores y en el liderazgo de los directivos.
En un momento como el actual, el respeto, la potenciación del talento y el establecimiento de relaciones de confianza son necesarios para el éxito de las empresas.