La envidia no es para el líder
Si leemos la definición de envidia nos podemos darnos cuanta que tiene unas razones objetivas que la fundamentan. Desear lo que no se tiene y que otros tienen, despierta emociones negativas y dolorosas.
Se podría decir que hay envidia sana o envidia positiva. No estoy de acuerdo. A estas interpretaciones personalmente les llamo “admiración”. Admiración sincera. Nada que ver con la envidia.
Pero, ¿Qué se envidia y por qué?
Se envidian situaciones y capacidades de los demás. Algunas personas envidian las propiedades, el trabajo o la empresa de los demás. Otras envidian el conocimiento y en muchos casos se envidia una forma de ser y de hacer.
La envidia está formada por las inseguridades y carencias personales.
En general las personas no somos capaces de objetivizar nuestras carencias o, si lo hacemos, lo justificamos con razones baladies.
Todas las personas tenemos inseguridades y carencias. Nuestra infancia, nuestra genética y el crecimiento y desarrollo en un determinado entorno cultural da como resultado tener más o menos inseguridades.
Son muchos y diversos los síntomas que denotan nuestras inseguridades personales.
Algunos ejemplos son:
- Egos excesivos
- Menosprecio a los demás
- Prepotencia
- Culpabilizar a los demás de las propias carencias
- Emitir juicios sobre los demás
- Querer apropiarse o apropiarse de lo ajeno (proyectos, dinero, puesto…)
- Hacer daño a los demás (mintiendo, acusando, hablando mal…)
- ENVIDIA
- …
El líder tiene el coraje y la humildad de saber cuales son sus inseguridades personales. Las afronta y las identifica y sabe objetivizarlas. Es por ello que el líder NO siente envidia o si en algún momento la siente, sabe que se debe a sus propias inseguridades. No culpa a los demás.
Cada uno de nosotros tiene su forma de ser y de hacer. Todos querríamos algunos elementos que no tenemos, pero todos tenemos la capacidad de trabajar nuestras carencias y saber hacernos responsables de ello.
Las inseguridades personales y con ellas, la envidia, son elementos que se muestran en todas nuestras acciones desde el primer momento. Se quieren compensar con justificaciones las cuales las engrandecen y las hacen aún más visibles.
El líder sabe manejar los fundamentos de la envidia. Trabaja para no sentirla.
Cuando nos encontramos de frente con la envidia, sabemos que ante nosotros no hay un líder.
Es pues momento para reflexionar. Todos sentimos envidia en algún momento porqué somos humanos y las inseguridades se nos hacen presentes.
Nuestra responsabilidad personal es gestionarla y evitar que sea la base de nuestras reacciones con los demás.
En mi blog comparto reflexiones y pensamientos sobre los fundamentos que han de garantizar el buen funcionamiento de las organizaciones, situando en el centro a las personas y poniendo énfasis en la dirección por valores y en el liderazgo de los directivos.
En un momento como el actual, el respeto, la potenciación del talento y el establecimiento de relaciones de confianza son necesarios para el éxito de las empresas.