Serrat. Del liderazgo a la emoción
Empiezo la entrada a este blog con emoción. Veo cómo mis ojos se llenan de lágrimas de alegría. Os voy a contar por qué y lo que me lleva a escribir esta entrada en el blog.
Normalmente por la mañana, en la ducha me viene a la cabeza el tema que trataré aquel día en mi blog. Y estos días tengo en mente dos temas. Uno, hace referencia a la importancia de saber gestionar y reconocer los intangibles en las organizaciones y el otro, el valor de saber conectar con las emociones.
En los últimos días, los medios de comunicación han llenado páginas hablando de los conciertos de despedida de Joan Manuel Serrat He seguido con atención los artículos y opiniones. Creo que puedo afirmar sin demasiadas posibilidades de error que existe unanimidad al calificarlo como “maestro”. Un brillante cantautor que prácticamente todos los países del mundo de habla castellana y catalán le han seguido con entrega y admiración durante sesenta años.
Asistí a uno de los conciertos de despedida de Serrat a finales de julio en Sitges. Me sorprendió el tono de sus palabras, de sus intervenciones.
Obviamente cada pieza de música, cada nota, cada acorde, cada palabra, cada poema, cada canción eran sublimes. De hecho, podemos decir que todas las piezas son bellas poesías con la mejor música. Sus intervenciones eran frías. Sin emoción.
Serrat, inauguró el concierto pidiendo que se rehuyese la nostalgia. El público, –de edad madura-, unía cada canción con vivencias de su vida, de su juventud. Él pedía reiteradamente, expresándolo y también sin decirlo, que viviéramos el concierto como una recopilación de piezas que escuchábamos con directo por última vez. Sin más.
Todos, en nuestro interior conectábamos algo con momentos especiales de nuestra vida. “Paraules de amor“, musicadas hace ya años por mi primer amor de juventud, de adolescencia.. u otros. Serrat es algo más que un cantautor. Es el relato que nos ha acompañado en la vida a muchos de nosotros.
Serrat cortó el paso a la emoción. Todos sentados en el concierto. Cuando él daba “permiso“, el público cantábamos con él. Él, palabras secas, luchando para rehuir la emoción. O al menos es lo que a mi me llegaba.
Y la pregunta es, ¿Serrat es así? ¿Rehuyes la nostalgia? ¿O simplemente rehuyes la emoción?
Creo un artista, poeta, músico como él que nos ha marcado a tanto y tantos nuestras vidas con palabras y notas sublimes es una persona más que sensible. Puede ser tan sensible que no se pueda permitir la nostalgia, la emoción y así nos pidió que le ayudáramos a que así fuera.
Sea como fuere, admirado Joan Manel Serrat, ten una larga vida, con tu guitarra, viviéndola con toda la emoción. Seguro que en soledad las lágrimas envuelven las cuerdas.
Os decía que os contaría el porqué escribía hoy esta entrada con emoción. Ha llegado a mis manos, (a mi pc), las “galeradas” de mi nuevo libro. Un momento mágico en mi vida. Un momento con lágrimas, de alegría. Un momento de emoción. Y he pensado: Serrat, vale la pena permitirse la emoción.
Y se trata de recordar que el liderazgo se permite la emoción. El líder es humano. A veces cuesta, pero es posible conectar con uno mismo.
En mi blog comparto reflexiones y pensamientos sobre los fundamentos que han de garantizar el buen funcionamiento de las organizaciones, situando en el centro a las personas y poniendo énfasis en la dirección por valores y en el liderazgo de los directivos.
En un momento como el actual, el respeto, la potenciación del talento y el establecimiento de relaciones de confianza son necesarios para el éxito de las empresas.