En la gestión del COVID19: eficacia, menos culpables y más responsabilidad de todos.

En la gestión del COVID19: eficacia, menos culpables y más responsabilidad de todos.

Hace prácticamente un mes que vivimos con el COVID-19. Un mes que nos ha cambiado la vida a todos y para siempre.

Algunos como yo, viviendo el confinamiento en soledad. Aunque teletrabajando con intensidad, este formato da tiempo para la observación y por la reflexión.

Para los que me conocéis más de cerca sabeis que digo que mis gafas tienen unos cristales que miran a través del liderazgo transformacional. Es decir, después de casi treinta años estudiando y trabajando el tema, observo cómo actúan y reaccionan los diferentes agentes implicados en la gestión y en resolución de la pandemia.

Hay diferentes elementos a destacar:

Uno de los elementos es la gestión de las emociones. Todos gestionamos las emociones como sabemos. Unos entregándose totalmente al trabajo y otros viviéndolo como unas vacaciones en casa. Pero hay dos elementos que están presentes en la mayoría de personas: el miedo y la incertidumbre. El miedo a la enfermedad y la incertidumbre y también, el miedo al futuro que nos espera. No sabemos qué pasará mañana o dentro de un mes.

Y hay un segundo aspecto que observo, de acuerdo con los principios de liderazgo, y es la actuación por valores.

Se da un hecho que a mí me impacta especialmente: es la culpabilización de los demás.

Siempre que se dan circunstancias negativas, las personas buscamos un culpable. En el caso del COVID-19, pasamos por momentos en los que hacemos caso de las teorías conspiratorias a verlo como un hecho que es cíclico a lo largo de la historia.

A mí personalmente me impresiona ver el abuso de la culpabilidad.

Recordemos, como al principio de la pandemia, los restaurantes chinos vieron cómo se vaciaban pues algunos decidieron que los“chinos eran los culpables”,sin tener ninguna prueba. Obviamente los restaurantes chinos no tenían ningún tipo de culpa ni de responsabilidad en el COVID.

Después, el reparto de culpas, va dirigida hacia los gobernantes. Ante la impotencia que nos provoca la pandemia, algunos no tienen ningún inconveniente en culpabilizar de las consecuencias del virus al gobierno especialmente al estatal, pero también al autonómico y al municipal.

Pedir que se tomen las decisiones correctas y pedir rigor no es sinónimo de vivir esparciendo culpabilidades.

Uno de los signos más claros de la falta de liderazgo de las personas se ve con facilidad a través de las actitudes de egocentrismo, del sentimiento de superioridad, y del juicio continuado a los demás.

Con una situación de tan alta complejidad como la pandemia del COVID-19 hay realidades indiscutibles: nadie quiere muertos, nadie quiere enfermos, nadie quiere personas en paro, nadie quiere empresas cerradas.

Las personas que en plena pandemia se dedican a culpar a los demás, independientemente de la competencia que tengan, de la ideología o del partido político, han pensado en algún momento en:

  • ¿La complejidad de tomar decisiones y en la dificultad de gestionar una crisis de estas dimensiones?
  • ¿En algún momento los que más critican han pensado qué significa asumir tal responsabilidad?
  • ¿Han contrastado realmente las informaciones que reciben y critican?
  • ¿Han pensado lo fácil juzgar después de que los hechos ocurran?
  • ¿Han pensado el porqué de la necesidad personal de asignar culpabilidades?

El liderazgo lleva implícita la responsabilidad. La responsabilidad de actuar con rigor. Rigor que nos debemos exigir todos, también a nosotros mismos.

Responsabilidad que debemos pedir:

  • A todas las personas para que actuemos de acuerdo con las indicaciones de los gobiernos y de los que tienen las competencias para darnos las instrucciones.
  • A los gobiernos para hacer su trabajo con rigor, sinceridad y transparencia y haciéndolo con profesionalidad y no con criterios electorales.
  • A la oposición para dejar hacer críticas banales sólo pensando en desgastar al gobierno con clave electoral.
  • Y a trabajar para sumar, de forma sincera y efectiva, para salir de la grave situación que nos deja la pandemia y nos dejará en los tiempos que vienen.

Decía en la anterior entrada la blog, que me cuesta mucho hacer comprender que la sociedad sólo puede funcionar mejor si lo hace en clave de liderazgo transformacional,es decir para valores.

El único camino efectivo es este: aprender a trabajar por valores y actuar de acuerdo con valores.

Basta de culpabilizar a otros y basta de demagogia!

Es tiempo para la responsabilidad de todos y cada uno de nosotros.

Es tiempo por una actitud serena, responsable y efectiva en la que entre todos debemos poner el bien común por encima de los intereses y carencias emocionales individuales.

Aunque cueste, es el único camino.

Tratemos de aprender y hagámoslo.

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