La maldita “estrategia política” y el verdadero servicio a la ciudadanía

La maldita “estrategia política” y el verdadero servicio a la ciudadanía

La llamada “estrategia política” ha tomado un rumbo absurdo, pervirtiéndose y alejándose del propósito fundamental de servir a los ciudadanos. En lugar de centrarse en solucionar los problemas reales y decir la verdad, esta “estrategia” se enfoca únicamente en obtener votos y la aprobación de los electores a través de maniobras políticas huecas y vacías de contenido.

En desastres como la tragedia ocurrida en la Comunidad Valenciana, hemos sido testigos de cómo los políticos “actúan” según esta mal llamada “estrategia“. Algunos intentan evadir responsabilidades a toda costa, a pesar de las evidencias aplastantes de falta de información, previsión y gestión adecuadas. Aunque podríamos llegar a entender que emocionalmente no pueden procesar las consecuencias de su gestión, ahora su responsabilidad es hacerle frente y asumirla con valentía.

Otros, como el presidente de la Comunidad Valenciana, parecen no saber cómo admitir que no cuenta con un equipo político preparado, una responsabilidad política que recae directamente sobre él por haber nombrado a personas que no estaban preparadas para esa labor crítica. De esto hablé ampliamente en el post anterior. La tragedia valenciana. ¿Profesionales de la política o profesionales para hacer política?
¡Qué duro es a veces ser el máximo responsable cuando los colaboradores no actúan con suficiente profesionalidad y responsabilidad!

El Gobierno español, por su parte, toma cierta distancia, dejando que el problema descomunal quede principalmente en manos del gobierno de la Comunidad Valenciana, diciendo que siempre que pida ayuda se la darán. ¡Faltaría más! ¿En qué cabeza cabe esta afirmación ante tal magnitud de tragedia? Han pasado 4 días. Hoy refuerzan a los efectivos del ejército. Cientos de muertos. Veremos si miles de fallecidos. Miles de personas sin saber de sus seres queridos o sabiendo que flotan, muertos, en un aparcamiento o siguen dentro de uno de los miles de vehículos pendientes de retirar, ahogados, sin casa, sin comida, sin agua, sin medicamentos, con cadáveres en casa cuatro días después y… ¿Hasta cuándo?

Dos conceptos que no forman parte de esta “estrategia política” son pedir perdón y asumir seriamente la responsabilidad diciendo la verdad y pensando en el bien de la ciudadanía. Después de una tragedia de tal magnitud, lo único que debería ocurrir es la suma de esfuerzos de todos los gobiernos y administraciones, la entrega absoluta y el máximo suministro de recursos y materiales para sacar a las personas de esta dramática situación.

¿Estrategia política? ¿De qué estrategia hablamos? ¿Es tiempo de culpabilizar a otro partido? ¿En serio? ¿Otra vez? ¿Para obtener votos? ¿Votos? ¿Quién votará? ¿Cómo es la gestión y la coordinación 4 días después?

La respuesta la encontramos en la movilización absoluta de la ciudadanía, con una vocación de servicio y ayuda incalculables. Ellos, los ciudadanos, no hacen estrategia política vacía de contenido. Los ciudadanos hacen política de verdad, aquella que trabaja para mejorar la vida de las personas: sacar barro, limpiar casas, levantar coches, sacar cadáveres, aportar agua potable, darles comida y ofrecer sus brazos para enjugar lágrimas.

La ciudadanía responde, mientras los políticos siguen haciendo “estrategia“, aportando ayuda “si se pide”, “despacio”, “por grupos de quinientos”, no sea que solucionen la situación y perjudiquen a algún partido político.

¿En qué mundo viven, señores políticos? ¿En el de la “estrategia“?

Sepan que los ciudadanos hacemos política efectiva, en la calle, en el barro, en las casas, en la morgue… Y esa “estrategia política“, a golpe de encuestas (¿qué encuestas?), la aplican todos los partidos políticos. Una pena.

Mientras, centenares, miles de personas están viviendo en el más puro infierno. Vendrán los tiempos de que sean los jueces quienes dictaminen responsabilidades penales. Pero de momento, ahora solo toca ayudar, solucionar la vida de miles de personas.