Jornada de reflexión: ¿valores?

Hoy tenemos un sábado de reflexión, supuestamente, para decidir nuestro voto de mañana.

En Catalunya, mañana, 28 de mayo, cada uno de nosotros votaremos a los partidos que consideraremos mejores para gobernar nuestros municipios. Otras regiones de España votan con clave autonómica.

Las campañas electorales tienen distinta intensidad. Las municipales tienen a menudo menos alto voltaje que las autonómicas y las generales, excepto en las  grandes ciudades, que tienen un eco mediático superior.

No sé hasta qué punto sirve la jornada de reflexión para definir el voto de los ciudadanos.

Personalmente, creo que ni las campañas electorales ni la jornada de reflexión sirven para decidir el voto. Uno y otro forman de un ritual de la democracia, que por sí mismo, por ser parte de la democracia, tiene su valor.

Y hoy me permito compartir una reflexión sobre la política en este blog.

La campaña electoral que anoche se cerró, en términos generales, se ha fundamentado en las críticas, en los juicios, en los reproches y en los ataques, en el todo es válido. Por lo que respecta a las propuestas, han sido, en general promesas, que serán difíciles de cumplir.

Está claro mi compromiso con el liderazgo transformacional y en la ilusión (palabra que lo define muy bien mi deseo) de hacer llegar este modelo de liderazgo, –liderazgo por valores o liderazgo ético– a la política.

Estamos lejos de ver ese modelo hecho realidad.

En esta campaña y en tantas otras, los políticos han hablado de conceptos que se alejan de la cruda realidad de la mayoría de ciudadanos.

Os enumeraré algunas de estas necesidades:

• Facilidad para disponer de guarderías para que los padres puedan trabajar
• Disposición de plazas públicas para las personas mayores que necesitan soporte las 24 horas. La población se ha envejecido. Las personas mayores con necesidades son más que numerosas y las soluciones son mínimas. ¿Quién no tiene padres o abuelos en esta situación?
• Crear plazas y ayudas efectivas para atender correctamente a los colectivos más vulnerables y con más necesidades.
• Dotar a la sanidad pública de los recursos económicos y humanos necesarios para dar el servicio necesario a los ciudadanos.
• Acabar con la economía sumergida y con los impuestos de TODOS financiar los servicios necesarios por los ciudadanos
• Limitar el precio de las hipotecas
• Facilitar el acceso a la vivienda
• Hacer de la justicia un ente efectivo, dotándoles de recursos humanos y técnicos efectivos y medidas para la elección de sus órganos objetivas.
• Terminar con la corrupción a todos los niveles.
• Invertir en educación y fomentar el conocimiento de todos los ciudadanos
• Potenciar la creación de puestos de trabajo de calidad y fomentando el conocimiento de los trabajadores
• Aplicar medidas efectivas para mejorar y respetar el planeta
• …

Podría seguir enumerando necesidades vitales de los ciudadanos.

¿Cuántos de nosotros hemos escuchado propuestas concretas en estos temas?

¿Cuántos políticos se han comprometido a hacer efectivo los correspondientes planes para darles cumplimiento?

La política de hoy está en manos de los “expertos estrategas de las campañas”. Personas que saben decir frases para conseguir que una parte de la ciudadanía les vote y en consecuencia les dé el poder.

Los grandes ganadores de las elecciones de mañana serán la abstención, el desapego político, el desencanto y la distancia entre la política y los ciudadanos.

La respuesta es que los políticos deben saber actuar por valores y en concreto con los valores de la voluntad de servicio, de la honestidad, del compromiso, de la ética, y de resolver las verdaderas necesidades de los ciudadanos.

En el ámbito político  queda mucho trabajo por hacer. El paradigma debe cambiar de forma urgente.

Los políticos pueden aprender a ser líderes transformacionales. Pueden hacerlo, porque son personas que en muchos casos tienen buena voluntad, pero el sistema  (?) no se lo permite.

Entre todos debemos impulsar el cambio en un sistema caduco, ineficiente y sobre todo decepcionante como el que ahora tenemos. La democracia es un valor que debemos preservar, pero claramente debemos mejorarlo.

Mientras, algunos, seguiremos trabajando para que la ilusión se convierta en realidad y seguiremos haciendo el máximo esfuerzo por resolver nuestros problemas reales que el sistema político no resuelve.

Hoy es día de reflexión, y sobre todo debe ser un día de reflexión para los políticos.