Hemos hablado a menudo de cómo las inseguridades personales de las personas y en la importancia de saber superarlas.
Todas las personas tenemos inseguridades personales y todos somos “artistas” con voluntad de disimularlas.
Hay quien dice que existen personas que tienen inseguridades personales en su ámbito personal y otras en el profesional. Desde mi punto de vista, las inseguridades personales de cada uno son intrínsecas y las tenemos en todos los ámbitos de nuestra vida.
Las causas son múltiples, pero normalmente tienen relación directa con los impactos emocionales que hemos tenido en nuestra infancia. Padres y madres que nos han expresado mejor o peor su cariño.
Estoy convencida de que el 99.9% de los padres y madres queremos a nuestros hijos. Y les queremos mucho. Pero no siempre sabemos expresarles adecuadamente nuestra estima. Por exceso o por defecto. De una u otra forma no siempre acertamos para hacerles sentir seguros de nuestro amor.
La forma de amar y educar, especialmente de los padres, pero también de los abuelos y del entorno y de la escuela, deja en todos nosotros huellas y heridas más o menos profundas.
Y es en esas heridas donde nacen, crecen y viven las inseguridades personales.
Y son estas las que toman diferentes formas en la edad adulta:
- Miedos a hacer, a fracasar, a decidir, a decir que si, a decir que no, a elegir, a tener éxito.
- Desconfianza con uno mismo y con los demás. Cuando no nos sentimos seguros con nosotros mismos, desconfiamos de todo y de todos.
- Necesidad de sobresalir y brillar por encima de los demás: mostrando que tenemos más conocimientos o experiencia de lo que realmente tenemos. Queremos así agradar a los demás, porque en definitiva queremos ser reconocidos por los que no sentimos todo lo que somos.
- Necesidad de culpar a los demás. Así nos imaginamos más seguros.
- Dificultad de aceptar y reconocer nuestras propias inseguridades y traspasarlas a los demás poniéndoles en duda
- Siendo defensivos y atacando a los demás porque sentimos miedo.
- Haciendo acciones superficiales que nos muestren como “buenos” o “brillantes” mientras afrontamos el contenido, la realidad, porque no nos vemos capaces de afrontarla
- Buscando la compensación económica como principal recurso. El dinero puede ayudar a hacernos sentir seguro y poderoso cuando no lo somos.
Podríamos seguir enumerando muestras de estas inseguridades, pero nuestra sociedad es un resultado directo de nuestras inseguridades tanto a nivel personal como profesional.
Y la única respuesta es mirarnos en el espejo y ponernos a trabajar para superar todo lo que nos impida ser personas seguras y honestas con nosotros y con los demás.
En mi blog comparto reflexiones y pensamientos sobre los fundamentos que han de garantizar el buen funcionamiento de las organizaciones, situando en el centro a las personas y poniendo énfasis en la dirección por valores y en el liderazgo de los directivos.
En un momento como el actual, el respeto, la potenciación del talento y el establecimiento de relaciones de confianza son necesarios para el éxito de las empresas.