Liderazgo: superando creencias, miedos y limitaciones

Liderazgo: superando creencias, miedos y limitaciones.

Quizás internamente hoy siento que he terminado un tramo de una etapa, la del confinamiento, –si es que se ha cerrado– y es por ello que hoy mi entrada en el blog es más personal que la que hago otras veces .

Sin embargo no me apartaré de lo que considero que es esencial: hablar de cómo desarrollar nuestro liderazgo.

Después de un periodo de larga intensidad profesional y personal, necesité dar descanso a mi cerebro. En pocas horas tomé la decisión de hacer un tramo del Camino de Santiago. Volví a casa la noche del 12 al 13 de marzo, la noche previa al confinamiento.

El Covid-19, el confinamiento y la desescalada han tenido para todos nosotros un fuerte impacto. No creo que tengamos conciencia de ellos, pues  nos adaptamos a las condiciones que la vida nos ofrece. Pura cuestión de supervivencia.

Una de las personas que más quiero, sube cada domingo a la cima de “su” misma montaña. Cuando llega a ella, cuelga en las redes sociales la fotografía y le pregunto –metafóricamente– si desde allí ve el camino a seguir, o si ve el camino hacia la felicidad. Casi forma parte de “nuestro ritual”. Siempre me responde con el emoticono de un corazón.

Y hoy al subir a la cima que me vió nacer, he observado la inmensidad. Y me he hecho la misma pregunta.

Desde la cima, he observado las pequeñeces de la vida: los juegos vacíos de los egos, la competición por el sin sentido, la necesidad de tener el poder por el poder, la política sin rumbo … Y he oído el ruido del miedo en el paisaje. He recordado los tambores de los gobiernos que diariamente nos dicen que delante, sólo tenemos el abismo, que la economía se hunde y que no hay camino. He visto claramente cómo una vez más nos atemorizan, en lugar de decirnos que el mundo es inmenso, que tenemos caminos y que ellos, –los gobernantes-, están precisamente para  hacernos visibles las soluciones y para acompañarnos en todo momento a empujarnos  hacia adelante.
Sería deseable que se dedicaran en invertir en educación, en formación por valores, en liderazgo individual y colectivo. Difícil por lo visto.

Os decía que hoy  que mi entrada al blog es más personal.

El camino de Santiago, el cierre por el confinamiento, la intensidad profesional, me ha y nos ha puesto en evidencia necesidades vitales, a la vez que ha facilitado la profundización en conversaciones y relaciones que de otra manera, quizás, nunca se habrían producido.

Así pues, salgo de días intensos.

• De salas judiciales que quedarán grabadas para siempre en mi corazón, por el alto nivel de sufrimiento que allí se vivía pero también por la humanidad, la conexión, la profesionalidad, la inocencia y la bondad que había.

• De proyectos frustrados y creados con ilusión.

• De comidas elaboradas con amor infinito, conversaciones sublimes, reencuentros anhelados. El olor, de nuevo, de quien más quiero.

• De vidas cortadas en plena juventud … de quien con ganas de vivir, un día cualquiera, todo se acaba.

• De separaciones imposibles, llenas de lágrimas, de amor y dolor.

• De encuentros robados al tiempo con momentos de complicidad, de conexión, de deseos, de realidades irreales y de irrealidades hechas realidad.
Quién sabe…

• De películas caídas del cielo … Un in the air donde el actor más guapo del mundo, en su profesión, explica cómo vaciar la mochila para seguir adelante y quedarnos sólo con lo esencial mientras exhibe el compromiso consigo mismo de la su permanente libertad y, cae preso, sin saberlo, del amor de quien cree teóricamente en lo mismo.

Y ahora en la cima, observo. Y recuerdo a mi madre, cuando me decía de pequeña que era muy buena estudiante por las notas obtenidas, responsable, fuerte, (aunque al oído me decía que menos de lo que parezco). Y recuerdo cuando me decía: “eres bonita como una manzana“.
Y ahora, no sé porque, (quien lo puede saber …), he vuelto a recordarlo … las buenas notas, mi fuerza de voluntad, mi fuerza interna y el ser (bonita) como una manzana

Hoy he recordado aquellas frases, en la cima. Mirando el espacio inmenso. Y allí he observado cómo los miedos gobiernan a buena parte del mundo.

Y miro desde la cima, el miedo:

  • El miedo que nos inyectan los gobernantes de forma cruel, porque los hace sentir más poderosos atemorizarnos, justamente porque ellos sienten miedo.
  • El miedo de que la veracidad de los hechos reales no sea reconocida.
  • El miedo de no ser el más o la más querida, cuando en realidad haces de la separación un grito pidiendo todo el amor.
  • El miedo de que las miradas sincrónicas, a la misma altura, no se atrevan a ver .. y no sea ni por miopía ni por el astigmatismo.
  • El miedo de que lo que decía mi madre sea aún la creencia de la educación -clàssica-, que aun lo gobierna y lo limita todo …

Y mientras, voy andando y veo como las mariposas vuelan juntas o separadas, como se encuentran en su latido de las alas, como se juntan las amarillas o las blancas y las amarillas o de diferentes colores. Y me pregunto si ellas al volar, sienten miedo.

Y mientras observo un Convulvulus alhaetoides   (pregunta de examen de clasificación botánica de segundo de carrera), me doy cuenta que pasados los años el reto es tener confianza en uno mismo, aprender y atreverse a superar los miedos, las creencias limitantes , superar el pasado que ya no existe, atreverse a ser libre, no por falta de miedo sino por el coraje de querer superarlos.

Y es entonces cuando veo de nuevo una mariposa volar Papilio Machaon   y me doy cuenta que todavía tengo memoria (lo que me hace sentir joven) y que quiero ser libre, de miedo y de creencias limitantes.

Y me doy cuenta que sólo me llena la bondad, la conexión, la sinceridad y la justicia en el sentido más puro.

Y aquí haciendo repaso de la carrera, entre botánica, zoología y ecología, sigo fiel a mi asignatura preferida: la etología. El comportamiento animal y humano. Es absolutamente interesante.

Sólo necesitamos aprender a vivir sin miedo, (miedo a no ser lo suficientemente queridos, valorados, reconocidos ….) y así superar las creencias limitantes. Ahora ya es mi tiempo para transformar el sentido de la “manzana” en un regalo.

Pero todo esto, -y esto es liderazgo-, sólo depende de uno mismo.

Seguiré para siempre trabajando para el liderazgo, para superar creencias limitantes y miedos y trabajaré para sentirme libre de miedos para volar como estas mariposas, en medio de la inmensidad. Lo que no sé,  es de qué color serán las mariposas que volarán a mi lado. Aunque estoy segura que de un color intenso.

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