¿Objetivos o principios? No todo es válido

UNA REFLEXIÓN EN ESTE MOMENTO DE LA HISTORIA:
¿DEBEMOS RENUNCIAR A NUESTROS PRINCIPIOS PARA LOGRAR NUESTROS OBJETIVOS?
NO TODO ES VÁLIDO.

Vivimos un momento de la historia caracterizado por la competitividad, especialmente, en lo que llamamos primer mundo.

Hoy nuestra sociedad nos lo pone difícil.

  • Internet es una verdadera revolución. La información se transmite rápidamente y está al alcance de todos.
  • Son muchas las personas que habitan en los núcleos más poblados de la tierra. Las grandes ciudades aglutinan la mayoría de la población.
  • La tecnología sustituye en buena parte el trabajo de las personas.
  • Hay acceso al conocimiento. Este es el momento donde hay más jóvenes formados y mejor formados.
  • Muchas personas muy formadas no encuentran trabajo con condiciones que estén acorde con sus conocimientos.
  • Las estructuras gubernamentales han creado más obligaciones económicas a los ciudadanos que nunca.
  • La cultura social crea ,a través de la publicidad, una gran cantidad de obligaciones sociales.

Todo ello nos lleva a vivir en una sociedad que para poder dar respuesta a todas estas “obligaciones”, hemos ido normalizando el “todo es válido”.


El estatus social y la buena imagen, cumplir con lo que supuestamente se espera de las personas y las obligaciones consumistas a las que estamos sometidos, -muchas veces de forma inconsciente, nos han llevado a vivir una sociedad a veces descarnada.

 

Hace pocos días, en una conversación con una persona que admiro por sus valores, me decía que estamos en un momento en que hay personas que han incorporado como una normalidad el no tener que decidir entre “principios y objetivos“. Simplemente han escogido vivir para llegar a cubrir sus objetivos. Para algunos, los principios han quedado atrás.

En política, en economía y en diferentes ámbitos de nuestra sociedad se está normalizando las actuaciones sin ética ni respeto por los demás.


Si analizamos con detenimiento lo que hay entre esta renuncia a los principios y a la actuación por valores, para poder alcanzar los objetivos -sociales y económicos-, nos daremos cuenta de que lo que mueve primordialmente es para obtener el reconocimiento externo.

Cuando las personas nos movemos para conseguir el reconocimiento externo y especialmente el reconocimiento social, estamos claramente mostrando que internamente tenemos carencias personales que no nos hacen sentir llenos.

Cada vez más se aplica el “todo vale” para conseguir el objetivo, es decir para conseguir una determinada posición social.

La política es un ejemplo. Puedes encontrar más información pulsando aquí.

En pocos años la política ha incorporado como norma el decir y el hacer lo que a una persona o partido los “conviene” para atraer más votantes. Son muchos los ciudadanos que ya normalizan que lo que dicen los políticos es simplemente “falso”.

Hoy para la mayoría de los políticos lo más importante es tener el poder, sin pensar en lo que es bueno para los ciudadanos.

La ética y el respeto por los demás ha dejado de existir en la política. Y la política tiene un impacto y una influencia directa en la sociedad.

Una parte de las tertulias de televisión y radio, han incorporado personas que emiten mensajes partidistas sin respetar si lo que dicen es veraz o es mentira, defendiendo sus propios intereses o los intereses de las personas a las que se deben, siempre para dar cumplimiento a objetivos finales económicos o de poder.

 

Esta renuncia a actuar por valores y por lo tanto del respeto a las personas, se ha extendido a los diferentes ámbitos de la sociedad.

Mostrarse socialmente poderoso y poder pagar los diferentes símbolos que hacen a las personas socialmente poderosas, permite la normalidad del “todo es válido”.

Nuestra sociedad debe conectar con la humildad individual y social y sincerarse con ella misma. Es momento de dejar atrás las creencias que nos limitan, “los buenos y los malos” y de “mi o de los demás” y sobre todo tenemos que dejar atrás la necesidad de mostrarnos “más” de lo que somos.

El verdadero valor de las personas es el de mostrarnos  tal como somos, trabajar para poder vivir en un sistema que evidentemente no nos lo pone fácil.
Y a vez debemos comprometernos en acciones que mejoren el sistema.
Hoy el derecho al trabajo, a la vivienda y a una vida digna es todavía un tema imposible o muy difícil para muchas personas.

no todo es válido

No podemos admitir que necesitemos elegir entre principios u objetivos (sociales y económicos).

Sólo podemos actuar de acuerdo con principios y valores. Respeto. Compromiso social. Humildad y veracidad es lo que reclama a gritos nuestra sociedad.

Este no es un mensaje amable ni irreal. Es un mensaje que expresa una necesidad imperiosa en nuestros días.

Y es momento de que todos nos miramos al espejo y nos preguntamos cómo dormimos cuando consideramos normal que actuar sin principios se justifica por tener un nivel social al que no llegamos con el trabajo diario.

El liderazgo personal es eso. Es aprender a actuar de acuerdo con los valores y implicarnos netamente para mejorar la sociedad, aunque esto no nos dé el reconocimiento social como medalla.

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