Política y liderazgo en seguridad
Sobre cómo decidir y cómo se aplican las políticas de seguridad de un país es un tema recurrente tanto en Cataluña como en todas las policías del mundo. Afecta a los cuerpos policiales que tienen ámbito nacional, autonómico y municipal.
Los programas electorales en democracia normalmente enuncian líneas generales, -lejos de ser concretas– y normalmente se hacen sin conocer las necesidades y la forma de funcionar del cuerpo policial.
Una de las principales cuestiones a resolver cuando los políticos asumen su responsabilidad, es que sean ellos quienes definan las prioridades en las que se quieren focalizar y los policías, -con su profesionalidad-, las resuelvan
A esta afirmación hay que añadir un elemento importante: las necesidades reales son las que se imponen cada día. Y el número de efectivos en todas las organizaciones es limitado.
Es decir, el político puede determinar que su objetivo principal es evitar una determinada modalidad de robo, por ejemplo, pero los policías deben hacer frente a los temas que se les presentan a diario (evitar accidentes de tráfico, crimen organizado, tráfico de seres humanos, atención a las víctimas de violencia machista o protección a mayores y a niños, por decir sólo algunos.
Por tanto, el político deberá determinar prioridades teniendo en cuenta la realidad.
Las líneas operativas las deben decidir los policías de acuerdo con la ley y siguiendo los protocolos establecidos para cumplirlas.
La principal línea roja que no se puede cruzar es aquella en la que los políticos quieran indicar el cómo se ejecuta una operativa policial o en sentido inverso, la que el policía quiere establecer las políticas del departamento.
Los políticos con liderazgo actuarán con profesionalidad y con ética, por lo que confiarán en los policías sin pedirles que actúen a favor de sus intereses personales o políticos. De la misma forma, los mandos policiales no deben actuar para responder a dichos intereses.
¿Cuándo se confunden los roles? ¿Por qué?
Se produce cuando los políticos asumen su responsabilidad sin desarrollar correctamente su liderazgo transformacional o por valores. Sus inseguridades les llevarán a querer politizar a la policía. De la misma forma, cuando los mandos policiales no han desarrollado correctamente su liderazgo, sólo buscan jugar a hacer política.
Por tanto, unos y otros, políticos y policías tienen la obligación de ser líderes. Todos deben formarse como directivos con liderazgo. Sólo así pueden servir a los ciudadanos en una democracia.
En mi blog comparto reflexiones y pensamientos sobre los fundamentos que han de garantizar el buen funcionamiento de las organizaciones, situando en el centro a las personas y poniendo énfasis en la dirección por valores y en el liderazgo de los directivos.
En un momento como el actual, el respeto, la potenciación del talento y el establecimiento de relaciones de confianza son necesarios para el éxito de las empresas.