Ser madre. ¿Va de valores?

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Ser madre. ¿Va de valores?

Se han escrito ríos de tinta sobre qué es ser madre y estoy segura de que el 99.9% de las mujeres que hemos sido madres, volveríamos a serlo.

Ser madre y ser padre es de las responsabilidades más serias que asumimos en la vida, aunque los hijos llegan sin manual de instrucciones. Podemos decir que existe un instinto que nos hace proteger y cuidar de los hijos.

Pero más allá de esto, hay una manera de educarlos que debe hacerse desde la conciencia para hacerlo bien. Sin embargo, tratándolos con la mejor de las intenciones, hacemos errores y no siempre sabemos estar a la altura de lo que nuestros hijos necesitan o piden. A veces, no sabemos hacerlo suficiente bien. En ocasiones quizás por exceso, otras quizás por escasez y otras quizás porque lo desearían distinto. Quien sabe.

No debemos hostigarnos por ello y debemos comprender y comprendernos para perdonar y perdonarnos.

Lo que está claro es que siempre las madres hacemos lo mejor que sabemos y con la mejor intención.

Somos madres y somos hijas y las de la generación de los sesenta, somos hijas de madres de la guerra y de la posguerra.

Y este hecho, muy relevante, ha tenido un impacto directo en su manera de hacer y de ser y de relacionarse con sus hijos y especialmente con sus hijas.

Nosotros, las que somos de esta generación de los 60, tenemos madres que sobrevivieron. Algunas habían perdido al padre de pequeñas (es mi caso) y la falta de la figura del padre ha tenido un impacto directo en su sistema emocional.

Las que somos madres en la generación de la integración total en la vida laboral lo hemos tenido más difícil tanto por la gestión logística como para nuestra gestión interna. Al final, todavía somos hijas de una educación que nos ha inculcado muchas creencias en que la cabeza nos dice que no hay que hacerles caso, pero el corazón tira en sentido contrario.

Nuestras madres trabajaron y trabajaron mucho, aunque en muchas ocasiones lo hacían en casa. Por cierto, lo que hoy pagan caro, pues, no cobran pensión y no se les reconoce el desmesurado esfuerzo en condiciones penosas en muchas ocasiones.

Nosotros hemos querido llegar a todo, porque no nos engañemos, muchas madres de esta generación hemos querido trabajar, mejorar profesional y académicamente, pero el corazón también nos informaba en muchos momentos que también queríamos y deseábamos estar con nuestros hijos, muchos de los tiempos en los que estábamos lejos.

De poco servía la constatación de que si estábamos trabajando, nuestro hijo estaba bien cuidado y contento. El corazón latía por estar con él.

Y nosotras, madres en los ochenta y noventa, también nos hemos esforzado y hemos querido comprender a nuestras madres que con todas sus vivencias y problemáticas han hecho todo lo que han podido y más, pero también, como nosotros, no siempre han sabido hacerlo perfecto. Nosotras hemos querido profundizar, comprender, saber…

Y es así cuando llegamos un año más al día de la madre. Un día que nos permite pararnos a pensar en ello:

  • Respetando a las que no han querido ser madres.
  • Comprendiendo y acercándonos a las que queriendo serlo, no han podido serlo.
  • Con un sentimiento especial para las que han perdido a un hijo o hija durante el embarazo.
  • Y con un abrazo de amor absoluto por aquellas madres que han perdido a un hijo o a una hija.

Hoy es el día para ser conscientes de que lo que realmente une a madres con hijos no es ni lo que se ha hecho, no es lo que se ha dicho o no se ha dicho, sino que es únicamente esta línea de unión, potente, que aunque en casos se puede sentir transparente, hace de nuestra conexión un nexo imposible de romper.

Hoy, cuando mi la madre ya recuerda pocas vivencias recientes, con frecuencia confunde los días de la semana y el lugar donde está, es ella en su estado puro, en el que sin palabras y sin hechos expresa esta conexión mágica, limpia e impecable.

Y como madre, lo que realmente siento como sublime, es la conexión profunda con un hijo que de nuestra relación, la mágia.

El día de la madre es esto, la conciencia de que lo que realmente es importante, es invisible a los ojos.

En un día como hoy, es valor el amor. El amor entre una madre y un hijo. El amor entre una madre y una hija.

 

 

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