En tiempos de crisis, el liderazgo de los anónimos se hace visible
En tiempos de crisis, el liderazgo de los anónimos se hace visible.
Como he dicho en muchas ocasiones, la palabra liderazgo se utiliza indiscriminadamente y mal.
Un líder es una persona que define objetivos y marca el camino para alcanzarlos. Es congruente, íntegro, actúa con ética, respeta a las demás personas y sabe hacer equipo, valorando a cada miembro que lo forma, motivándoles y haciéndoles crecer.
Sin embargo, la palabra líder, se utiliza para identificar “el jefe” de las organizaciones. Es decir a los presidentes de gobiernos, de compañías, de entidades y de partidos políticos.
El ideal de nuestra sociedad sería conseguir que los responsables gubernamentales, políticos, institucionales y empresariales, en los diferentes niveles, hubieran desarrollado correctamente su liderazgo. Es evidente que estamos lejos de ello en los diferentes ámbitos.
Como he dicho tantas veces, el liderazgo no hace referencia a los puestos que se ocupan en el organigrama jerárquico de las organizaciones, sino el de cada persona.
El mundo está lleno de personas anónimas que han desarrollado muy bien su liderazgo y este hecho, contrasta con la falta de liderazgo de quienes ocupan, en muchas ocasiones, puestos relevantes.
Tampoco estoy dispuesta a decir que todos los responsables políticos, gubernamentales, institucionales o empresariales no son líderes. Efectivamente falta desarrollo de liderazgo y en este último tiempo se ha hecho especialmente visible en el mundo político, pero me niego a desprestigiar por sistema a todo el sistema.
Pero lo que es indiscutible es que el COVID19 ha hecho visibles los líderes anónimos. En el sector sanitario, cada médico, cada enfermera, cada auxiliar. El personal de limpieza de la clínica. Las personas de recepción. Telefonistas. Transportistas. Cocineros. Camilleros. Conductores de ambulancia …
Pero también cada uno de los miembros de los cuerpos de policía, mossos y policía local. Los que conocemos bien su trabajo, sabemos de la distancia que hay entre lo que hacen y lo que vemos y lo que les reconocemos los ciudadanos. Ir detrás de cada ciudadano para que cumpla su responsabilidad, es durísimo.
Los trabajadores de empresas que están funcionando para dar respuesta a las necesidades que genera el COVID19 tienen mucho valor. Por mucho que sigan al máximo las medidas de seguridad, su trabajo y esfuerzo también es excepcional.
Los trabajadores que cada noche, recogen los desechos, a menudo detrás subiendo y bajando de un camión, en un de las tareas más duras.
Los funcionarios de las administraciones, que tantas veces reciben la crítica vacía de la sociedad, a ellos se les debe reconocer el trabajo, redactando documentos, impulsando ayudas, redactando decretos, atendiendo al ciudadano …
Los profesionales de los medios de comunicación que siempre están en el núcleo del foco del suceso.
Y a todas aquellas personas del comercio que están agotadas proveyéndonos de comida y de los productos que necesitamos.
Todos ellos están expuestos directamente a la infección del COVID19. Y ellos con su liderazgo son capaces de estar al pie del cañón, de trabajar horas y horas sin desfallecer. Saben coordinarse. Saben trabajar en equipo. Saben darse apoyo. Son generosos con todos y cada uno de todos nosotros.
Cuando hablamos de liderazgo, hablamos exactamente de esta capacidad de trabajar por valores y de acuerdo con los valores.
Si algo nos ha demostrado esta crisis, es que el liderazgo de muchas personas existe. No se ve. No lo tocamos. No lo vemos en los medios de comunicación. Pero está. Y gracias al liderazgo de tantos y tantos anónimos, nuestra sociedad funciona.
Después de la pandemia, todos los ciudadanos deberemos recordar la importancia de todos y cada uno de ellos.
Desgraciadamente todos tenemos demasiada capacidad para olvidar.
Permitidme que recuerde el reconocimiento a la policía después de los terribles atentados del 17 de Agosto. Flores. Elogios. Fotografías. Pocas semanas después aparecieron las críticas habituales a nuestra policía.
Hagamos pues, que no vuelva a pasar. Hagamos que el COVID19 después de tanto sufrimiento y dolor, no nos permita olvidar los verdaderos líderes de este país. Los que son anónimos pero que sustentan a nuestra sociedad.
Una vez más: no son palabras. No son intenciones. Es una necesidad.
En mi blog comparto reflexiones y pensamientos sobre los fundamentos que han de garantizar el buen funcionamiento de las organizaciones, situando en el centro a las personas y poniendo énfasis en la dirección por valores y en el liderazgo de los directivos.
En un momento como el actual, el respeto, la potenciación del talento y el establecimiento de relaciones de confianza son necesarios para el éxito de las empresas.