Es casi condición humana la necesidad de sentirse poderoso.
Y esta búsqueda del poder puede manifestarse de diferentes formas.
- Querer ocupar un lugar relevante en las organizaciones
- Querer ocupar un lugar relevante en la sociedad
- Tener objetos de lujo que comuniquen poder: coches, casas de lujo, joyas, moda …
- Querer ser rico
- Querer cambiar aspectos de la sociedad.
- …
Tener el objetivo de querer ser directivo y ocupar un lugar relevante en organizaciones o en la sociedad, es positivo en sí mismo. Normalmente conlleva querer hacer proyectos con sentido, para mejorar empresas, sociedad y personas.
Para unas personas el objetivo será ser director de una pequeña empresa con 5 trabajadores o para otros ser presidente de una multinacional, de un banco o de un país.
Las personas que disponen de mucho dinero o dirigen una organización, disponen de mecanismos de poder, sean en sentido positivo o negativo. Por lo tanto podemos decir que tienen el “poder” para provocar cambios.
El poder no lo da el lugar que ocupa en una organización. El dinero y el nivel jerárquico dan una fuerza que puede hacer daño o puede hacer bien.
El verdadero poder es el inherente a las personas. Personas que ocupan puestos poco relevantes pueden tener una gran fuerza interna que se transmite como poder natural.
El poder efectivo es aquel que nace de la fortaleza interna. Aquel que está fundamentado por la fuerza de actuar de acuerdo con los valores.
A menudo las personas con poca fuerza interna, buscan el poder exógeno. Las personas con más inseguridades, suelen tener la necesidad de ocupar puestos relevantes en las organizaciones, dando por hecho que un lugar más alto en el organigrama les da fuerza y poder.
Hay muchos directivos que tienen herramientas personales sólidas para utilizar el “poder exógeno” que les otorga la posición, para trabajar por nobles objetivos. Sean políticos, sociales o empresariales.
La autorictas es la legitimación social. Es la fuerza moral. Es la fuerza interna que es reconocida por las demás personas.
La potestas, es la capacidad formal que da el organigrama.
Una sociedad en la que las organizaciones están dirigidas por potestas, es una sociedad empobrecida. Si las organizaciones están dirigidas por personas con autorictas, es una sociedad madura.
La autorictas es el resultado de un proceso de desarrollo personal que lleva al liderazgo. Es la que da sentido a la dirección por valores: profesionalidad, ética, respeto a los demás, trabajo en equipo y transformar para alcanzar altos y nobles objetivos.
Por lo tanto, tenemos que trabajar para conseguir que las organizaciones sean dirigidas desde el autorictas.
La nobleza del poder interno de las personas, transforma las organizaciones y las empodera para conseguir los retos y los resultados que se proponen.
En mi blog comparto reflexiones y pensamientos sobre los fundamentos que han de garantizar el buen funcionamiento de las organizaciones, situando en el centro a las personas y poniendo énfasis en la dirección por valores y en el liderazgo de los directivos.
En un momento como el actual, el respeto, la potenciación del talento y el establecimiento de relaciones de confianza son necesarios para el éxito de las empresas.