Liderazgo para renacer

Liderazgo para renacer.

A lo largo de la vida, todos nos encontramos momentos que los sentimos como si estuviéramos ante un abismo. Pérdida de seres queridos, enfermedades, pérdida de trabajo, falta de recursos económicos, separaciones y divorcios y la soledad, son las situaciones que principalmente lo ponen de manifiesto.

La pandemia del Covid-19 pone en evidencia estas situaciones de forma más evidente.

Nadie era capaz de imaginar hace un año, que el mundo cambiaría de la noche a la mañana. Nunca mejor dicho. El 13 de marzo de 2020 marcará  nuestra vida para siempre.

La pandemia ha puesto en evidencia las debilidades estructurales de nuestra sociedad. Hace más evidente las principales necesidades, tanto las de las sociedades más pobres como las que hemos llamado las del primer mundo.

No creo necesario, -por evidente-, dedicar frases a poner de manifiesto la importancia de dotar de los recursos necesarios la sanidad, la educación, la seguridad y las emergencias y dar el apoyo incuestionable a la industria y al comercio de proximidad.

Después de la pandemia, –aún viva-, son muchas las personas que han perdido su trabajo o que lo tienen a nivel de mínimos. Si bien es cierto que hay profesiones que han salido fortalecidas por la demanda de sus servicios, globalmente la economía está frenada y este freno implica pérdida de actividad económica y de empleos.

Quien me conoce de cerca sabe que a menudo cuento que en un curso de coaching de sistemas que hice en (Organization Relationship Systems Coaching (Orcos) había un módulo tenía por lema: “¿Quién sabe lo que es bueno o lo que es malo?” . En aquel momento la frase me pareció frívola y me molestó. Era un curso caro, con más de cincuenta participantes y todos hablaban a la vez lo que implicaba que me costara un gran esfuerzo seguir el hilo de los temas.

Al cabo del tiempo me di cuenta de la importancia de aquella frase.

El sufrimiento por la falta de trabajo no se puede frivolizar. Empresas, pymes y despachos profesionales por ejemplo, están sufriendo mucho por la falta de facturación. Con la falta de actividad económica, la rueda laboral se para. El sufrimiento  es real.

Soy muy dura con la superficialidad de los mensajes de los manuales de autoayuda. Y soy, si cabe, aún más dura, con el mundo de mensajes positivos que vienen del mundo del crecimiento personal y del coaching. Y me permito decirlo porque siendo pionera, he hecho miles de horas de coaching utilizándolo como herramienta, para acompañar en procesos de liderazgo tanto a personas, como equipos y organizaciones. No admito ni me permito ni una sola banalidad. Por lo tanto si en algún momento he dado mensajes en este sentido pido disculpas, aunque os aseguro que he tratado de ser muy rigurosa para no hacerlo.

Las personas somos resilientes por naturaleza. Si no fuera así, desapareceríamos porque los embates de la vida nos tumbarían y no nos dejarían ponernos de nuevo en pie.

Ahora es tiempo para reconocernos el sufrimiento y el dolor. Es tiempo para aceptar que es lo que nos hace sufrir:  la falta de facturación y la falta de clientes. Impuestos y alquileres pendientes de pagar. Ayudas prometidas por los gobiernos que no llegan ni llegarán. Mirar hacia adelante, -para muchos-, es difícil ver el camino y la solución.

Decía esta semana a un empresario, que saldrá quien mejor haya trabajado su liderazgo. Él es un ejemplo. Un empresario industrial que además es propietario de residencias de ancianos. Ni un caso de Covid entre sus residentes. No es casual. Un hombre trabajador, comprometido, generoso con su tiempo y con ayudar a las instituciones y a las personas. Un hombre humilde y con coraje. Un hombre acostumbrado a superar obstáculos. Un hombre valiente y bueno. Un líder. Un hombre que hoy sufre, por él y por los que trabajan con él. Pero un hombre que va a salir adelante y fortalecido por ser como es.

Ahora es tiempo para profundizar en el liderazgo individual y del equipo. Es tiempo para reconocer qué sabemos hacer y cómo lo hemos hecho. Es tiempo para darnos cuenta de que muchos de nosotros ya venimos de hacer un largo y a menudo, dificultoso camino. Nada ha sido fácil para muchos de nosotros y nadie nos dijo, ya de pequeños, que lo sería.

Es tiempo para renacer, pero no de cualquier manera. Ahora es tiempo de poner en valor, nuestro conocimiento y nuestra experiencia. Darnos cuenta de que hay en el verdaderq cuenta corriente del banco de nuestra vida.

Y no es tiempo en ningún caso de tirar la toalla. Es tiempo para volverse a levantar. Aprender a pedir ayuda y de ayudarnos con generosidad y sobre todo recordar que si hemos llegado hasta aquí, sabremos pasar este gran boquete que la vida nos ha puesto de la noche a la mañana,  delante.

Ya lo he escrito muchas veces. El liderazgo es más que una palabra. Es más que un concepto del que todo el mundo se ve capaz de escribir y si se me permitís decirlo, dar lecciones sin saber de ello.

El liderazgo es un estado que se llega con años de trabajo constante duro y riguroso. Quienes lo han hecho, aunque no lo vean, saldrán adelante y  más reforzados.

Ahora es tiempo por el compromiso con nuestro liderazgo y el de nuestros equipos. Mirada interna. Mano extendida. Coraje. Generosidad. Trabajo. Rigor. Ética. Fuerza. Conocimiento. Profesionalidad. Confianza.

Y sólo así, dentro de unos meses, podremos mirar atrás y entenderemos todos esta frase: “¿Quién sabe qué es bueno o qué es malo?”.

Estoy segura que los que lo hagan, dejarán atrás parte de lo que ya les pesaba especialmente y habrán podido descubrir la capacidad y la ilusión de hacer nuevos productos, nuevos servicios, nuevos clientes y nuevas experiencias.

Ese día, pensaremos que todo el esfuerzo habrá valido la pena. Habremos renacido.

Una vez más, en el liderazgo encontraremos parte de la respuesta.

Imagen:

Shodo: Caligrafia japonesa.

Kanji: Renacer.

Autor: Núria Aymerich

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